Por Antonio Lattuca
La agroecología necesita ser conocida y valorada por todos los servicios productivos, sociales y ambientales que brinda a la sociedad. Para lo cual debemos realmente conocerla, siendo necesario, eliminar las falsas ideas que se han tejido en torno a ella para desprestigiarla, estas falsas ideas están basadas en mitos que se han generado en su contra.
Uno de los mitos es que la agroecología, como propone la construcción conjunta del conocimiento, es una vuelta al pasado, pero no es así , ya que rescata los saberes ancestrales, pero los junta con todo el conocimiento científico y tecnológico actual, para generar algo nuevo.
Otro de los mitos es que la agroecología no puede alimentar al mundo, pero en realidad es la agricultura industrial (agro-negocio), dominante en la actualidad, la que no puede alimentar el mundo y nunca lo ha hecho. Hoy 780 millones de personas de padecen inseguridad alimentaria, 1.000 millones reciben calorías vacías y sufren déficit nutricionales y la mayoría ellos son pequeños agricultores del sur del mundo y el 70% de los alimentos que comemos proceden de pequeños agricultores y solo el 30 % del agro-negocio, según datos de la Federación Internacional de los Movimientos de Agricultura. Biológica (IFOAM). Además, 1,9 millones de agricultores en el mundo trabajan 2.000 millones de hectáreas y con muy poco, usando técnicas ecológicas, podrían duplicar su producción, según un estudio Organic agriculture and food security .
Según el informe “Agroecología y derecho a la alimentación” de Olivier de Schutter relator especial de Naciones Unidas, se demuestra que la agroecología puede alimentar al mundo.
Hoy además de impulsar la soberanía alimentaria y abastecer el consumo interno de alimentos sanos, se necesita reemplazar las divisas que provienen de la agricultura industrial y producir alimentos orgánicos para la exportación.
La agroecología busca construir estilos de agricultura sustentable, pero además de impulsar la agricultura ecológica, promueve atender aspectos sociales, culturales y mejorar el ambiente, considerando la necesaria participación política de todos los actores para lograr resultados económicos favorables para el conjunto de la sociedad.
Debemos reorientar nuestras universidades y nuestros institutos de investigación (Instituto Nacional Tecnología Agropecuaria, Instituto Nacional Tecnología Industrial y CONICET) , que fueron creados y trabajan, en general, bajo el paradigma de la revolución verde (agricultura industrial) para impulsar procesos de democratización y des mercantilización del conocimiento. Cada año se gastan en el mundo 70.000 millones de dólares en investigación en agricultura, pero solo el 5 de cada 1.000 dólares, se destinan a la agricultura ecológica. Necesitamos cambiar el equilibrio de la financiación.
La agroecología aplicada busca generar en cada establecimiento, un sistema inmunitario, mediante un diseño adecuado y el empleo de tecnologías de procesos, para de esa manera reemplazar los subsidios, que en forma de insumos externos (agroquímicos) recibe la agricultura industrial.
Están dadas las condiciones ya que hay una demanda interna insatisfecha de productos libres de agroquímicos y el mundo está marchando hacia modelos de agricultura ecológica.
Por otro lado, en nuestro país se dan condiciones favorables para la implementación de políticas públicas de apoyo a la agroecología, en el Congreso Nacional está en discusión la ley de apoyo a la agroecología que es muy importante y fundamental para que se pueda desarrollar con todas sus potencialidades.
Además el gobierno nacional, por primera vez, ha creado la Dirección Nacional de Agroecología en el Ministerio de Agricultura de la Nación.
La discusión y la aprobación de la ley facilitará un amplio debate y permitirá que se implementen algunas las acciones que son muy necesarias para que la agroecología se desarrolle.
Hoy más que nunca con la pandemia ha quedado al desnudo que necesitamos ampliar nuestra consciencia para impulsar un cambio profundo de actitudes un cambio espiritual y ético. Y en el mismo el oficio del trabajador de la tierra, del agricultor deberá ser valorizado, es el oficio del futuro, ya que nos brinda la mayor parte de lo que necesitamos para nuestra vida.
(*): Ingeniero agrónomo, coordinador del Programa del Agricultura Urbana de la Subsecretaría de Economía Solidaria de la Secretaria de Promoción Social de la Municipalidad de Rosario.